miércoles, 18 de marzo de 2009

El debate nuclear

Hay silencios políticamente cobardes, y entre ellos figura la ausencia de un debate
sobre la energía nuclear en la Unión Europea. Francia no lo abre porque ya ha apostado por ella y no quiere complicarse la vida. La Italia de Berlusconi ha dado un paso al frente (acuerdo de desarrollo nuclear con Francia), pero sin consultárselo a los ciudadanos. Los dirigentes de los países del Este europeo, que sufrieron en pleno invierno el corte de gas ruso, también han aprovechado la ocasión para no discutir sobre un apoyo popular que consideran obvio (porque les conviene, claro). ¿Y qué decir de España? Ha tenido que ser Felipe González, presidente del grupo de reflexión sobre el futuro de la Unión Europea, el que dé un aldabonazo y nos recuerde que es «imprescindible» que los países de la UE avancen hacia una política energética común.

El ex presidente González no ha pedido que se adopte una u otra decisión, aunque él pueda ser partidario ahora de la energía nuclear. Se ha limitado a decir, en su intervención en la conferencia de presidentes de Parlamentos europeos, celebrada en la Asamblea Nacional francesa, que «es un error dramático rehuir este debate», sobre todo cuando cada vez más países están decididos a recurrir a esta fuente de energía. El ex presidente del Gobierno español reclamó un debate sobre la cuestión, pero obtuvo como respuesta el silencio de los latifundistas del miedo a perder votos si se abre el melón.

Todavía hay quien cree que estar en contra de las nucleares es una bandera de la izquierda, mientras que ser partidario de ellas constituye un signo inequívoco de la derecha. Y no es cierto. Ya no lo es. El déficit energético de la Unión Europea, que nos sitúa en una clara dependencia de países con gas y petróleo (y muy especialmente de Rusia), necesita ser repensado. Todos conocemos la situación real, por ello es tan lamentable —y tan condenable— la ausencia de un debate europeo. Porque si no lo hay, ocurrirá lo peor. Y lo peor en este momento es que cada país comunitario haga lo que le dé la real gana, sin ponerse de acuerdo previamente con nadie. Pues bien, es justamente lo que está ocurriendo. Nos encaminamos hacia un horizonte de clara desunión europea.

Por Carlos G. Reigosa. Publicado en "La Voz de Galicia" el 18/03/2009.

"La energía nuclear no es una chirigota"

El ministro de Industria y Energía, Miguel Sebastián, ha justificado esta semana la no apertura de un debate sobre la energía nuclear porque, en su opinión, los que defienden este tipo de energía lo tienen perdido de antemano. El argumento para hacer tal afirmación es que existe un supuesto consenso social en contra de la energía nuclear. Ninguno de los razonamientos que utilizó ayer el ministro son dignos en boca de un representante público elegido democráticamente que tiene que velar por el interés general. Aunque es verdad que la mayor parte de las encuestas dicen que España es el país europeo donde mayor oposición social hay a la energía nuclear, no es menos cierto que la inmensa mayoría de la población tiene un desconocimiento total de las necesidades, el coste y la realidad energética de este país. Los que reclaman un debate sobre la energía nuclear no lo hacen tanto para imponerla como para que los ciudadanos tengan elementos de juicio para valorar si es conveniente o no apostar por ella.

Si el Gobierno hiciera una encuesta entre los ciudadanos preguntando si quieren o no pagar impuestos, o si se debe reducir el sueldo de nuestros políticos, seguramente el consenso social sería abrumador ¿Estaría dispuesto el Gobierno a suprimir los impuestos o a reducir el sueldo de los políticos en aras de satisfacer a ese consenso social? En otros países nada sospechos medioambientalmente, como Finlandia, ya se ha dado este debate y los ciudadanos han podido tomar posición libremente. Un debate es un ejercicio de transparencia necesario para que los españoles formen su criterio después de ser informados y no apoyándose en prejuicios. El debate sobre la energía nuclear no es una "chirigota", como dice de forma frívola el ministro. El que haya amplios sectores de la sociedad como los empresarios, los sindicatos o la Fundación Alternativas del PSOE, que lo reclaman significa que lo que hay detrás es algo más que una mera opción ideológica. La seguridad de suministro y el coste de la energía son vitales para el desarrollo de un país. Y los responsables de muchos países -Francia, Gran Bretaña, India, EEUU, Alemania...- han visto que la energía nuclear es una opción indispensable para garantizar el bienestar de sus ciudadanos. Otros permanecen anclados en sus prejuicios.

Artículo publicado en el diario Expansión el 13/03/2009.